
Por.- Rolando Ruiz Rosales
Después de mucho hablar, logré convencer a una persona de platicarme su “secuestro” prometiéndole que cambiaria lugares, nombres y datos para que no lo relacionaran; su miedo es mucho, tanto que decidió cambiar de paÃs, abandonó México. Obviamente lo que les relato existió en otros lugares y otros son los nombres...
Todo comienza dice Pedro (asà llamaremos a nuestro entrevistado) Salà de un centro comercial y varios sujetos me subieron a un vehÃculo por la fuerza, me decÃan: no grites o te mueres, arrancaron rápidamente, aunque a mà se me hizo eterno o quizá ¿lo fue ? mientras me tenÃan sujeto por el cuello y acostado boca abajo en el automóvil me decÃan con malas palabras : quédate allà pendejo o te carga tu chingada madre, ¿Cómo te llamas hijo de la chingada?... le conteste: soy “Pedro X“ (como lo comentábamos el si contesto su nombre y apellido verdadero pero ya saben, para seguridad de nuestro entrevistado y su familia etc. ) pensando que se podÃa tratarse de una equivocación, pues yo no soy mafioso, no uso drogas, no tengo enemigos, no le debo dinero a nadie, soy fiel a mi esposa y a mi familia. ¿Qué pasa? ¿Quiénes son? ¿Qué me van hacer? ¿Será la policÃa que me confundió con alguien… O Dios que pasa?
Reportero.- ¿alguien trato de ayudarlo? ¿Alguien iba con usted? ¿Vio el vehÃculo?
Pedro.- no vi nada, ni siquiera supe que pasó con lo comprado, hasta ahorita me acorde de eso.
Reportero ¿qué pasó después?
Pedro.- hoy se que salimos de la ciudad, pero en ese momento no lo sabÃa, me colocaron una media o un pasa montañas o algo en la cabeza, de manera que me tapara los ojos, el vehÃculo se desplazaba en momentos con brincos y en otros en algo como pavimento, aunque con los gritos que me daban, la patadas y los golpes no sabÃa ni que pensar o no querÃa pensar ya que sentÃa que ellos sabÃan hasta lo que pensaba, me bajaron en un lugar, me metieron supongo a una casa y comenzó el martirio e interrogatorio, ¿Cuánto tienes en tus cuentas hijo de la chingada ? cuánto vale tu vida perro?, cada pregunta se componÃa de pregunta y golpe e insulto, claro está, me pusieron una esposas por cierto muy apretadas que me calaban hasta los huesos llego el momento que pensé que perderÃa las manos por falta de circulación, las preguntas después fueron respuestas de ellos, sabÃan que negocio tenia, que propiedades, que trabajos realizaba, donde tenÃa mi dinero y todo esto era lo de menos porque sabÃan como se llamaba mi esposa y mis hijos, eso me partió el corazón, sabÃan los numero de teléfonos de todos en mà familia incluso quien podÃa prestarme dinero si no les completaba el rescate; que resulto de tres millones de dólares; ese dinero para mi es imposible de juntar y menos estando encerrado les dije, ¿quieres pues que no traigamos a tu hijo, o a tu esposa para que tu juntes lana? ¿Eso quieres pendejo? ¿Le mandamos un pedazo tuyo a tu familia? Les suplique que no lo hicieran, que a mi familia no la tocaran, y luego vinieron las llamadas a mi esposa le dijeron que si no les creÃa que me tenÃan con ellos, le podÃan mandar desde un dedo hasta mi cadáver que a ellos les valÃa madre que más valÃa los obedeciera ya que para ellos habÃa muchos clientes, muchos hijos de la chingada que secuestrar, que se acordara de sus hijos que serian los siguientes si no pagaba lo que le pedÃan.
Reportero.- ¿ellos tenÃan el rostro cubierto? ¿Estaba usted solo?
Pedro.- no; ellos no tenÃan el rostro cubierto, tenÃan el pelo corto y hablaban muy raro, yo no estaba solo en la casa, pues en otra habitación tenÃan más gente, por lo menos dos más, yo escuchaba como los golpeaban, los insultaban y no entendÃa lo que les reclamaban o que les decÃan, pero seguro tenÃan más.
Reportero.- ¿Qué paso con su esposa? ¿Llamo a la policÃa? ¿Qué hizo?
Pedro.- Ella estaba segura que me tenÃan secuestrado desde la primera llamada, pues yo soy una persona que no tomo, no tengo vicios y procuro llegar a mi casa para cenar en familia, no llego nunca de madrugada y mucho menos faltarÃa por dÃas sin avisarle a mi familia donde estoy; en fin mi esposa les pedÃa que no me lastimaran, que comprendieran que juntar esa cantidad era imposible que ni con todos nuestro bienes lo lograrÃa, le contestaban con insultos y amenazas, le decÃan te mandamos a tu pinche viejo pero en pedacitos, ella les suplicaba que no me hicieran daño le dieron tres dÃas para juntar el dinero, mi esposa vendió las propiedades que tenÃamos, si a esto se le puede llamar vender las malbarato a la cuarta parte de su valor aunque logro vender joyas, propiedades, autos, todo no le llego a la cantidad que le pedÃan y a mà me decÃan ellos que si no le decÃa a mi esposa donde sacara más dinero irÃan por mis hijos y los matarÃan en mi cara, que violarÃan a mi esposa, mientras yo les pedÃa que aceptaran el dinero y me mataran a mÃ, que yo no importaba, que dejaran a mi familia en paz, que me ultimaran en ese momento… no sabÃan si querÃa seguir viviendo o que me quitaran la vida en ese instante para acabar con mi suplicio y el de mi familia, pero la incertidumbre de si dejaran en paz a mi esposa y a mis hijos me daba valor para tratar de convencerlo de que no tenÃa más dinero, que no tenÃa a quien pedirle más prestado, que mi esposa ya habÃa hecho hasta lo imposible por juntarles todo, me mataran pero a ellos los dejaran en paz, llego un momento que pensé no son tan malos no me han cortado nada aun, me han dado de comer, me han dado agua, incluso me han dejado escuchar algunas negociaciones para que al oÃr la voz de mi esposa me den ánimos;, ahora se que se trata de sÃndrome de Estocolmo, pero a pesar que si fue por compasión o porque dios me ayudo, me abandonaron en un lugar solitario, pero que bien sentÃa esa soledad que me permitió como pude llegar a mi hogar, abrazar a a mi familia y llorar con ellos después de casi un mes de sufrimiento, de terror de no saber si los volveré a ver o si también les causarÃan daños.
De mi negocio no quedó nada, pero de mi quedó menos, todo terminó para mi, de viajar con mi familia de salir al cine con mi esposa, de acompañar a mis hijos fuera de casa; lamentablemente tomé la decisión de salir fuera de mi paÃs pues mis temores son muchos y solo regresé para arreglar un poco mis problemas monetarios que dejé, yo no soy un delincuente y pagaré hasta el ultimo centavo que debo; mi familia quiere que siga una vida normal pero solo Dios sabe si lo lograré; es muy difÃcil, sé que mucha gente ha sufrido lo que yo y algunos más que yo, la policÃa me mostró algunas fotos en las que si reconocà algunos delincuentes pero es tanto mi miedo que prefiero tratar de olvidar todo, incluso que esto sucedió, esta es la última vez que se lo platico a alguien y esto con el fin de que sirva de experiencia no se de que manera.
Esta persona salió del paÃs, dejando solo que sus hijos terminaran el ciclo escolar para volar a otro lugar donde puedan encontrar la tranquilidad que no encontró aquÃ, pero que sabemos los mexicanos que encontraremos algún dÃa; lo que no sabemos es cuando ni a que costo.
mentas y mentadas.- una_299@hotmail.com
mentas y mentadas.- una_299@hotmail.com