• “Estoy muy feliz, contenta y agradecida con Toño Ochoa, porque ya no estoy con el pendiente de qué van a comer mis hijos”, dijo

• Provee el Comedor Comunitario Octavio Paz mil 200 raciones de comida al mes para que no les falte el alimento las niñas y niños

“Veo a mis hijos que sonríen, que son felices, y es lo mejor”, dice Alejandra Alanís Rosales, mientras lleva a sus niños al Comedor Comunitario que instaló Toño Ochoa en la colonia Octavio Paz, donde brindan mil 200 raciones de alimento al mes.

“Ahora nos levantamos y arreglamos para ir al comedor, a la escuela, y a la salida de nuevo a comer, esto es una bendición para mis hijos”, exclamó.

Ella camina lento, con ayuda de un bastón, una discapacidad que reduce las posibilidades de trabajar, por eso explica que su esposo es quien se encarga del ingreso económico; sin embargo, no es suficiente. 

Debido a esta situación, para su familia, especialmente para ella como mamá, el que sus dos hijos tengan almuerzo y comida segura diariamente, es “más que una ayuda”, dice emocionada. Además, reconoció que los alimentos son de calidad.

“Estoy muy feliz, contenta y agradecida con Toño Ochoa, porque ya no estoy con el pendiente de qué van a comer mis hijos”, destacó.