Chipote con sangre
Por. - César Adrián García Castro Aguilar.
La pobreza en sus dos expresiones; la patrimonial y la alimentaria, crean las condiciones que incuban las razones del trabajo asalariado y la emigración.
En este contexto, convergen y se asientan los pueblos indígenas, los recolectores de plantas útiles del desierto y en general los marginados, quienes fueron sistemáticamente desplazados a las tierras apartadas, de escaso potencial productivo.
El circulo pernicioso de la desesperación, integrado por tierras de mala calidad e insuficientes, altas tasas de crecimiento demográfico, sobreexplotación de los recursos naturales, desertización, alta morbilidad y muerte, ha tenido, ante el abandono del gobierno mexicano de la cuarta transformación, una sola salida: La emigración.
Esta realidad, explica la reiterada insistencia de arriesgar la vida, abandonando casa y familia, en busca de las opciones negadas en el lugar de origen, a pesar de la inminencia de morir, asesinados a manos de los grupos de ultraderecha, engendrados por la sociedad norteamericana y de cierta manera, avalados por Biden; o bien, deshidratados por la inclemencia del desierto, lo cual convierte su destino, antes y ahora, en incierto.
El tema del campo empobrecido: los mexicanos y el gobierno, hemos optado por desdeñarlo, como si esa lacerante realidad no existiera.
Desplazamos a los campesinos pobres y a los pueblos indígenas, a las tierras magras y dada su lejanía, estos compatriotas, no figuran entre las prioridades de la nación.
El gobierno de López Obrador ha ensayado dependencias públicas, creando oficinas cercanas al presidente de la república, pero muy alejadas de los problemas de la gente.
Las Secretarías del gobierno federal, anuncian esfuerzos de coordinación que jamás se concretan.
Los costos de administración y la dispersión programática sientan sus reales y la pobreza de los apoyos, se suma a la pobreza de los sujetos de derecho, negándoles incluso lo más importante, que es su participación en la toma de decisiones para salir de su atraso.
No hemos podido eliminar de la estructura mental burocrática, la actitud arrogante del presidente de la república, que presupone que los marginados, son tontuelos, menores de edad, incapaces de resolver sus problemas y requieren, por lo tanto, de la sabiduría proveniente de la esfera gubernamental y de la caridad de sus programas sociales.
Los pobres hacen más por los pobres que el mismo gobierno, el cual, se la pasa cancelando fideicomisos para seguir impulsando sus “grandes obras”, como el tren Maya, el aeropuerto Santa Lucia, la refinería de dos Bocas, entre otras cosas por lo pronto innecesarias; mientras, la población se juega la vida para sortear el fenómeno de la violencia que nos trae a todos con el alma en un hilo.
El próximo año, será la oportunidad de arreglar cuentas con las malas políticas que tanto daño hacen, cuando benefician a unos cuantos, y empobrecen a la mayoría de la población en la elección concurrente más grande en la historia del país ya que se renovará la presidencia de la república, la cámara de senadores, la cámara de diputados federales, nueve gubernaturas y treinta congresos locales el primer domingo de junio del 2024.
¿Que pasara?
Mentas y mentadas. - una_299@hotmail.com
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