- El rostro del hambre-
Por.- César Adrián
Castro Aguilar
Casi llegué a creer el cuento de López Obrador de “por el bien de todos, primero los pobres”;
pero la desigualdad incontenible que se vive en el día a día en los hogares mexicanos
no permite cerrar los ojos a lo que nuestro entorno nos grita.
La realidad es que vi a mi tía Petra, indígena de tepehuana
que sobrevive en las faldas de un cerro en un centro de población suburbano y
no tenía que comer.
Mientras exista la pobreza, la marginación y la injusticia
social, en este país no podemos hablar de equidad.
Los jóvenes actualmente necesitan opciones de supervivencia
digna con decoro.
Las oportunidades de vida con dignidad a la que aspiran la
gran mayoría de población de nuestro país no se han dado, el presidente ha sostenido
que él y su gobierno no son iguales a otros, pero hasta ahorita ha incumplido su
promesa, mucho prometió y hasta ahorita nos deben los hechos.
En este país existe una embestida contra los territorios
indígenas para saquear sus recursos naturales y sus conocimientos a través de proyectos
presidenciales y solo son considerados como un objeto de especulación.
Lo mejor es que luchemos por conservar nuestra dignidad y la
de los nativos que continúan bajo las sombras de una larga noche colonial y de
conquista.
Prueba de esto es que muchos millones de nativos del país se
encuentran en extrema pobreza, el analfabetismo entre ellos representa el
triple del promedio nacional, es decir casi la cuarta parte de la población
indígena no sabe leer ni escribir y una gran parte de niños autóctonos mueren
por desnutrición.
El gobierno federal ha emprendido una cruzada nacional contra
el hambre, pero el esfuerzo ha sido insuficiente dado la lejanía de las
poblaciones y el atraso añejo de sus oportunidades de vida digna.
Es cierto que la globalización no inventó ni creó a los
pobres, pero también es cierto que la misma nos ha llevado a una economía de
capitales ficticios y que el modelo neoliberal no ha hecho más que empeorar las
condiciones de vida de los sectores más vulnerables.
Los apoyos a los sectores más desprotegidos debe ser de
hechos, no de palabras bonitas.
Ojalá los beneficios obtenidos por la venta de hidrocarburos se hagan extensivos a toda la población y no se
los queden solamente la clase privilegiada del país.
En el México que añoramos somos positivos ante el cambio y
atendemos los compromisos de gente honesta y caballerosa fiel a su palabra, pero
nunca destructivos ante la sociedad.
#LaHistoriaSigue
Mentas y mentadas.- una_299@hotmail.com
0 Comentarios