Dos de octubre no se olvida...
Por. César Adrián Castro
Aguilar
La represión es un fenómeno que se ha desarrollado en el
país para satisfacer la percepción única de estado donde exista una concordia
aunque esta sea falaz.
Una de las más fructíferas banderas de la izquierda mexicana
ha sido el tan comentado 2 de octubre de 1968, el cual mostró sin duda el
autoritarismo del gobierno federal ante la exigencia de una esperanza de vida
nueva y distinta del modelo económico de país que solo beneficia a unos
cuantos.
Este suceso reveló sin duda la paternidad indiscutible de su
autoría a través de una indagatoria de la fiscalía especial, que concluyó lo
que ya existía en el imaginario popular, el cual conoce perfectamente los
rostros de estos responsables de la masacre estudiantil que aglutinó muertos,
presos, desaparecidos, cárceles clandestinas, centros de tortura, etc.
No obstante estos hechos quedan de manera permanente en la
memoria a través de los testimonios grabados y vistos por quienes sobrevivieron
a los acontecimientos, los cuales siguen buscando donde quedaron los desaparecidos
o sus cuerpos y quien o como pagará por estos hechos.
Pero el problema no es siquiera la falta de castigo a los
responsables, sino la poca claridad sobre una verdad necesaria que no ha sido
atendida, pues no se ha conseguido ni siquiera el objetivo de justicia y
reconciliación que se ha buscado para darle la vuelta a la página.
Solo se han conseguido gestos simbólicos de integración de
órganos de fiscalización, los cuales culminaron en la realización de un
señalamiento público muy limitado por la gravedad de lo que aconteció en
Tlatelolco.
El daño moral permanece atado a la imaginación colectiva
como una venganza insatisfecha, y sigue sin importar la poca claridad sobre una
verdad ineludible que no ha traído culpables castigados, pues solo se han dicho
cuestiones relativas, ya que el hecho de imputar a los asesinos sus
responsabilidades ha sido imposible debido al trueque entre partidos políticos
que imponen el silencio de los muertos a cambio de alcanzar los acuerdos
parlamentarios que beneficien a los poderosos donde la justicia para los
sacrificados del 68 sigue durmiendo el sueño de los justos.
¿Qué Pasará?
Mentas y mentadas.- una_299@hotmail.com
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