CHIPOTE CON SANGRE
Nos preguntamos los comunicadores, si los intentos de asesinato, desapariciones, secuestros, y vejaciones cometidas contra muchos compañeros de la prensa, no es agresión a la opinión pública.
Èsta que ha sido masacrada durante años en el país por los funcionarios públicos corruptos, que pretenden avasallar a quienes día con día lo que buscan, a través de la verdad, es crear un vínculo directo entre el pueblo y el gobierno.
La libertad de expresión se ha convertido en una peligrosa ocupación para los comunicadores de este país que ven el periodismo como un pequeño reducto de opinión pública.
Los gobiernos de la república en este país han confundido libertad con otras cosas y a quienes han logrado someter, son a quienes tratan como amigos o comparsas.
Pero... ¿quién se acuerda de los periodistas secuestrados que en el sexenio? hay aùn 12 desaparecidos o los 31 comunicadores asesinados en cumplimiento de su deber o dicho más claramente, por haberse metido donde no les llamaron o en su defecto, por haber tocado fibras sensibles que perjudicarían a los corruptos funcionarios públicos del país.
A estos periodistas que no han sido más que víctimas tras haber sido asesinados, levantados o castigados de alguna forma por gente sin rostro.
¿Sin rostro? Estamos ciertos que esas caretas todos las conocemos, que alguna vez los hemos mencionado, que alguna vez hemos hablado de ellos, que alguna vez los hemos señalado como son, que por ostentar un cargo en el gobierno creen tener el poder de masacrar, no sólo a los que menos tienen, sino a los periodistas que luchan por proteger a esos, a los desprotegidos, de abusos de los flamantes gobernantes.
La vida política en este país está tan deteriorada, que no hay día en que las -respetables autoridades- no busquen la forma de atacar, no sólo a los periodistas, sino a los medios de comunicación, pensando que para ellos, el poder es eterno.
A ello, hay que darle tiempo al tiempo, pues hoy, los que están arriba en la toma de decisiones del país muy pronto se encontrarán abajo, arrastrándose en busca de ese apoyo de los medios para no dejar de salir en la foto.
Esa es la realidad que priva en este bello país, donde la corrupción es el pan de todos los días y los funcionarios públicos no se sienten satisfechos, pues creen merecerse todo, cuando, su puesto, sea del nivel que sea, no existiría si no fuera por el pueblo que les paga y los medios de comunicación que los promocionan y todavía se ponen sus moños.
Por eso, no hay como hablar con la verdad.
Si un funcionario es corrupto, hay que decirlo como tal, si otro es denunciado por ratero, hay que publicarlo, y si eso implica una cacería de brujas contra los periodistas, habrá que afrontarlo, luchando siempre porque la verdad triunfe sobre cualquiera, por muy poderoso que sea un gobernante, siempre tendrá un punto débil, y eso ya debieron aprendérselo aquellos que sentían estar en los cuernos de la luna por ostentar un cargo y desayunarse todas las mañanas con un “sí señor, no señor, lo que usted mande”, hoy día sufren el escarnio de ser perseguidos por sus fechorías ( Durango, Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua etc.)
Mientras en Durango tenemos aún legisladores tan capàces que confunden lo cedular con el celular.
¡Cuidado!, esos puntos débiles, cuando se les toca, suelen ser muy sensibles, ojalá todos aquellos que han osado atentar contra los periodistas, que como muchos, también se ganan la vida, porque tienen familia que mantener, porque hay dolor en sus hogares que mitigar y porque ejercen su profesión de corazón pensaran las cosas, antes de atentar contra un periodista.
Indiscutiblemente, hoy, la meta es clara y definitiva: proteger a los reporteros, fotógrafos, columnistas y editorialistas, para que desarrollen a plenitud su labor social de periodismo crítico y veràz.
Y la lucha de los periodistas -hoy por hoy- , tiene un fin común:
No permitir más políticos delincuentes como gobernantes en este país.
Por supuesto, hoy quienes ejercemos la comunicación, no necesitamos del reconocimiento de los malos funcionarios públicos; lo que exigimos es respeto a la libertad de expresión, respeto a nuestra labor y respeto a nuestra integridad física.
Si bien es cierto que esta navidad no habrá mucho que festejar, porque la “libertad de expresión” ha sido coartada a través del intento de homicidio impune de Ciro Gómez Leyva y la falta de criterio para trabajar con los medios, de diputados y funcionarios con muchos colegas de la pluma; quizá ellos pasarán felices fiestas, pero nosotros estaremos felices de ejercer con valentía y responsabilidad nuestra labor, denunciando lo que lastima al pueblo de México.
Mientras tanto, algunos flamantes diputados defienden la premisa de trabajar nunca mató a nadie, pero para que chin… arriesgar.
𝓜𝓮𝓷𝓽𝓪𝓼 𝔂 𝓶𝓮𝓷𝓽𝓪𝓭𝓪𝓼.- 𝓾𝓷𝓪_299@𝓱𝓸𝓽𝓶𝓪𝓲𝓵.𝓬𝓸𝓶
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