Desmiente por su crudeza lo que afirma el mandatario nacional.

El día de hoy, las letras del escritor están tristes, el presidente AMLO ha mentido cuando dice que hace todo lo posible para ayudar a las clases más desprotegidas y salir de la crisis de violencia y falta de oportunidades del país, pues en México solo se respira pobreza y subdesarrollo.

También dolor, frustración y coraje, que viven día con día en cada uno de los hogares de los indígenas y campesinos humildes por la falta de respuesta del Gobierno.

La verdad de este país tiene que ver con él usufructo abusivo del poder público del cual muchos se sirvieron, inventando obras innecesarias para beneficiarse con el contrato, mismo que, en nada benefició a la sociedad.

Se han servido de poder y se han divorciado de los pobres.

Mientras tanto el país está mal, porque la economía anda por los suelos, y es que hoy por hoy, la desigualdad se profundiza, crece cada día la distancia entre los desamparados del poder público y el resto de México.

Esto agrava la inquietud en nuestro país, y por supuesto no es cosa menor.

Son muchos y muy conocidos los casos de los ex gobernadores corruptos de todos los partidos políticos que saquearon las arcas en beneficio propio: léase Javier Duarte, Veracruz aprendido; Tomás Yarrrington, Tamaulipas (aprehendido); César Duarte, Chihuahua (aprehendido); Rodrigo Medina, Nuevo León; Luis Armando Reinoso, Aguascalientes; (aprendido) Andrés Granier Melo, Tabasco; (aprehendido) Pablo Salazar Mendiguchia, Chiapas; Roberto Borge , Quintana Roo; (aprehendido) entre otros ex mandatarios que falta que la ley les heche el guante por sus fechorías.

AMLO ha dicho que solo promoviendo proyectos de crecimiento equitativo y la canalización de recursos fiscales aunado al compromiso verdadero con los más pobres del país tendrá que repercutir en mejores condiciones de subsistencia y credibilidad de su gobierno, pues es muy visible que los grandes problemas nacionales tienen que ver con la inseguridad y desempleo que no se ha podido controlar

Pero solo que este compromiso sea de verdad, no de discursos de iluminado, mientras persista la ambición política de sostener espacios públicos en el poder, conservando la mayoría legislativa y obteniendo el triunfo electoral en la próxima elección constitucional en disputa del año próximo.

Solo eso quitará la tristeza del escritor y del país de sueños del nunca jamás.