Durango salda una deuda de siete décadas

Por César Adrián - octubre 28, 2025



 Por fin, después de más de 70 años de espera, Durango vio ondear las banderas del inicio de la construcción de la Presa El Tunal II. No es exagerado decir que este proyecto simboliza mucho más que una obra hidráulica: es el cierre de una deuda histórica con miles de familias duranguenses que durante generaciones han padecido la escasez de agua y el rezago en infraestructura. 

 

El banderazo dado por el gobernador Esteban Villegas Villarreal acompañado por el director general de CONAGUA Efraín Morales López marca un punto de inflexión en la historia moderna del estado. Pocas veces una administración logra concretar lo que tantas otras dejaron pendiente. La diferencia, en este caso, ha sido la gestión política efectiva, la capacidad de construir consensos y, sobre todo, la voluntad de tocar las puertas necesarias con firmeza, pero también con inteligencia. 

 

Villegas entendió que la gobernabilidad se traduce en resultados cuando se ejerce con visión de largo plazo. No se trató solo de insistir, sino de convencer; no solo de pedir, sino de planear. Por eso hoy Durango puede ver cómo el sueño de El Tunal II deja de ser una promesa y se convierte en una realidad tangible. 

 

Pero este logro no sería posible sin reconocer la voluntad política de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien decidió apostar por una obra que trasciende intereses partidistas y responde a una necesidad real. Su respaldo demuestra que el nuevo gobierno federal entiende que la justicia territorial y el desarrollo equilibrado no pueden seguir posponiéndose. Apostar por Durango es, también, apostar por el norte del país, por su gente y por su futuro. 

 

La Presa El Tunal II representa algo más profundo: un ejemplo de lo que puede lograrse cuando la política se ejerce con responsabilidad y altura de miras. En tiempos donde abundan los discursos y escasean las acciones, esta obra se convierte en símbolo de que la cooperación entre niveles de gobierno es posible y fructífera cuando prevalece el interés común sobre el cálculo político. 

 

Durango inicia una nueva etapa. Una etapa donde la gestión se mide en obras, no en promesas; donde la palabra del gobierno recupera credibilidad; y donde el agua —recurso vital y estratégico— deja de ser una carencia para convertirse en fuente de desarrollo. 

 

El Tunal II no solo llenará embalses, sino también la esperanza de un pueblo que por fin ve cumplido un anhelo largamente postergado. 

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