Primer año de Sheinbaum: logros, tensiones y expectativas
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Afilando el lapicero
Por. - César Adrián
Castro Aguilar
El primer año de Claudia Sheinbaum como presidenta ha sido
intenso en términos de definición política, simbólica e institucional. Aunque
muchas de sus políticas tienen continuidad con el mandato de López Obrador, ha
habido intentos de marcar diferencias, tanto en estilo como en prioridades.
Sheinbaum logró niveles de aprobación altos para los primeros
meses de su gobierno, impulsados en parte por la continuidad de programas
sociales, campañas de comunicación y ciertas políticas de seguridad en el país.
Sin embargo, existe tensión entre los indicadores oficiales
y la percepción pública en materia de seguridad: muchas personas sienten que la
inseguridad no ha mejorado.
Uno de los ejes más visibles ha sido la política de
seguridad: mayor énfasis en la inteligencia, coordinación interinstitucional y
uso más activo de la Guardia Nacional. Sheinbaum ha tratado de demostrar
autonomía e impulso propio en este tema.
También ha mostrado disposición para actuar sobre problemas
complejos como el huachicol fiscal, con arrestos y denuncias, lo que genera
reconocimiento, aunque también críticas por dilaciones o impunidad.
La nueva administración ha hecho del combate a la corrupción
una bandera, aunque enfrenta herencias institucionales y estructuras
debilitadas del sexenio anterior. Hay avances, pero también es claro que los
mecanismos de transparencia, vigilancia y sanción están en reconfiguración.
Sheinbaum también ha insistido en fortalecer los programas
sociales de bienestar, salud pública y educación. Esto le ha permitido mantener
respaldo popular, especialmente en regiones con mayores rezagos.
Aunque algunos indicadores bajan (por ejemplo, homicidios en
ciertos estados), la gente sigue sintiéndose insegura. Ese desfase puede
erosionar legitimidad si no se traduce en mejoras concretas en el día a día.
Actuar “caiga quien caiga” es una consigna fuerte, pero la
estructura estatal, judicial y administrativa tiene muchos vacíos. Las reformas
para eliminar organismos autónomos, centralizar funciones y reformar el poder
judicial están generando críticas sobre autonomía y equilibrio de poderes.
El gobierno tiene que equilibrar sus promesas sociales con
sostenibilidad económica. Atraer inversión, generar crecimiento, exportaciones,
empleo formal y manejar efectos externos (como las relaciones con EE.UU.,
aranceles, T-MEC) serán desafíos constantes.
Impacto en Durango:
¿Qué ha cambiado, ¿qué falta y qué riesgo hay?
Durango es un estado que refleja diversos retos de México:
rezagos sociales, escasez de agua, desigualdad regional, inseguridad en algunas
zonas, y una política local fuertemente influenciada por partidos
tradicionales. Las acciones de Sheinbaum tienen efectos concretos, esperados y
potencialmente conflictivos para la entidad.
Mayor presencia de la 4T y crecimiento político
Sheinbaum afirma que en Durango la coalición Morena-PVEM-PT
ha ganado presencia política, pasando de gobernar el 15.4 % de la población a
cubrir el 33.05 %. Aunque aún es minoritaria, ese crecimiento significa mayor
influencia federal sobre municipios y municipios con nuevo perfil político.
Inversión federal en infraestructura social y agua
Durante una gira de trabajo en Durango, la presidenta
anunció inversiones importantes: más de 7,300 millones de pesos para agua
potable, tecnificación de riego, potabilizadora, presa Tunal II, y conexiones
hídricas en la Laguna. Esto podría transformar la disponibilidad de agua para
ciudadanos y agricultores. Gobierno de Durango
También se han activado programas sociales relevantes:
pensiones para adultos mayores, becas para personas con discapacidad, apoyos
educativos, salud domiciliaria, farmacias del Bienestar.
Según datos de la Secretaría del Bienestar, se han destinado
miles de apoyos para adultos mayores, jóvenes, estudiantes y discapacitados en
Durango. Esto mejora la captación política local y, más importante, el acceso
real a derechos sociales.
Infraestructura
hídrica: urgencia y complejidad
Los proyectos de agua anunciados son prometedores, pero
implican grandes retos técnicos, financieros y de gobernanza. Las obras de
presa y riego requieren coordinación entre el gobierno federal, estatal y
municipios, además de enfrentar oposiciones locales, efectos ambientales y resistencia
política. Si no se cumplen o se retrasan, generarían frustración.
Durango no es de los estados más violentos del país, pero
tampoco está exento. La percepción ciudadana y la incidencia delictiva dependen
mucho del ámbito municipal y estatal. El refuerzo de la Guardia Nacional y
coordinación con el gobierno federal es esencial, pero los resultados tardan en
notarse. Si no mejora la sensación de seguridad, el apoyo político y social
puede mermar.
Competencia política
fuerte
La oposición local (PRI, PAN, Movimiento Ciudadano) mantiene
bases importantes en municipios clave: la capital, Lerdo, Gómez Palacio, etc.
Los resultados recientes muestran que Morena no ha logrado aún el dominio local
total, incluso con el respaldo presidencial. Esto puede frenar los proyectos
federales si no hay colaboración.
Anunciar becas, pensiones, hospitales y obras es una cosa;
cumplirlo es otra. En zonas rurales y de difícil acceso, la implementación
(infraestructura, personal, monitoreo, mantenimiento) es compleja. Las fallas
pueden generar desencanto, incluso con apoyo federal fuerte.
Durango enfrenta retos industriales, agrícolas y
medioambientales: sequía, migración, falta de diversificación productiva. Si
bien los programas sociales ayudan, no sustituyen el desarrollo económico
estructural. Es necesario atraer inversión, mejorar competitividad, y crear
empleos formales de calidad.
Claudia Sheinbaum ha asumido un primer año con firme
intención de transformación y renovación política. Algunos de sus mejores
resultados están en visibilizar la lucha contra la corrupción, mantener
programas sociales y enfatizar la seguridad como prioridad. Sin embargo,
enfrenta desafíos estructurales, políticos y económicos que no terminan de
resolverse.
Para Durango, el impacto puede ser significativo si los
anuncios se traducen en obras y mejoras reales, especialmente en agua, salud y
educación. Pero la clave estará en cómo se coordinen los tres niveles (federal,
estatal, municipal), cómo se enfrente la oposición política local, y si las
poblaciones perciben mejoras palpables, especialmente en seguridad y acceso al
empleo.
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