🎀 Se convierte Congreso en espacio de esperanza y fortaleza

Por Rodrigo Aparicio - octubre 22, 2025

 Congreso se convierte en espacio de esperanza y fortaleza

- “Mi cicatriz es mi medalla”, expresó Mary Itzel Tronco.

- “El cáncer no me quitó la vida, me enseñó a valorarla”, Juana María Ávila.

- “Si mi testimonio inspira a otra mujer a no rendirse, todo habrá valido la pena”, Nathiely Cuéllar.

- “Si una mujer va decidida a revisarse, ya cumplí mi misión”, Elba Lucía Olvera.

En el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, el Congreso del Estado se convirtió en un espacio de esperanza, fortaleza y profunda sensibilidad al dar voz a mujeres sobrevivientes quienes compartieron sus testimonios ante las y los diputados locales, dejando en cada palabra un mensaje de vida, valentía y amor propio.

La sesión solemne, rindió homenaje a mujeres que han enfrentado la enfermedad con determinación y coraje, reafirmando el compromiso de fortalecer las acciones de prevención, atención y acompañamiento integral para pacientes con cáncer.

“Mi cicatriz es mi medalla”, expresó Mary Itzel Tronco García al hacer uso de la tribuna y compartir su experiencia de vida. Con voz firme y mirada serena, recordó que su diagnóstico de cáncer de mama etapa tres marcó un antes y un después en su historia.

“Mi vida es un testimonio de que sí funciona cuando se invierte y se gestiona con sensibilidad en la salud. Mi cicatriz es mi medalla, pero también es una advertencia, ya que representa a miles de mujeres que día con día luchan con quimioterapias, efectos secundarios o esperando una cita".

Por su parte, Juana María Ávila Ramírez, vecina de Durango capital, compartió un mensaje cargado de esperanza al recordar el día en que una revisión rutinaria cambió su destino y la llevó a enfrentar la palabra cáncer como una sentencia.

“El cáncer no me quitó la vida, me enseñó a valorarla. Aprendí a disfrutar del olor al café, del sol de la mañana y del simple hecho de estar viva”, expresó. Hoy, aseguró, corre junto a sus hijos y nietos en carreras de prevención, cumpliendo una promesa hecha a sí misma, vivir con plenitud.

En otro momento profundamente emotivo, Nathiely Cuéllar Deras, de 41 años, narró siete años de lucha, quimioterapias, cirugías y reconstrucción mamaria, que definió como un proceso de sanación física y emocional.

“El cáncer me cambió, me retó y me reveló una versión de mí que no conocía. No elegí tener cáncer, pero sí elegí cómo vivir esta historia. Si mi testimonio inspira a otra mujer a no rendirse, todo habrá valido la pena”, dijo con la voz entrecortada.

Desde la Comarca Lagunera, Elba Lucía Olvera Gutiérrez compartió su experiencia con un toque de humor, valentía y realismo. Narró cómo una sensación extraña mientras realizaba labores domésticas fue el inicio de su diagnóstico.

“Sentí una bolita y pensé que era un calambre. No fui al médico por miedo, y ese miedo casi me cuesta la vida. Hoy, cuando alguien me pregunta qué hacer, les digo, váyanse a revisar, no esperen más”, relató a tener el propósito de inspirar a más mujeres a cuidar su salud.




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