Por. - César Adrián Castro Aguilar
La lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que tiene que ver con el derecho a expresar nuestro propio individualismo.
Nos preguntamos los comunicadores si las decenas de asesinatos, desapariciones, secuestros, vejaciones, cometidas contra muchos compañeros de la prensa, no es agresión a la opinión pública..
En 1951 el entonces presidente de la república Miguel Alemán Valdez proclamó la iniciativa para que el 7 de junio en Mèxico se celebrara el “Día de la Libertad de Expresión”.
Esta que ha sido masacrada por años en el país por los funcionarios públicos corruptos, que pretenden avasallar a quienes día con día lo que buscan, a través de la verdad, es crear un vínculo directo entre el pueblo y el gobierno.
Celebrar el día de la Libertad de expresión, se ha convertido en una farsa, si no son los propios periodistas los que buscan reunir a sus compañeros de pluma, ¿Quién se acuerda de ellos?
Solo aquellos que todavía ven el periodismo como un pequeño reducto de opinión publica de oficio artesanal.
Los Gobiernos de la república en este país han confundido libertad de prensa con otras cosas y a quienes han logrado someter, son a los que hoy esas autoridades, fingirán festejar.
Pero... ¿Quién se acuerda de los periodistas secuestrados o asesinados?, si acaso sus familiares son los que rinden culto a aquellos comunicadores que perdieron la vida en cumplimiento de su deber o dicho más claramente, “por haberse metido donde no les llamaron” o en su defecto, por haber tocado fibras sensibles que perjudicarían a los corruptos funcionarios públicos del país.
El año pasado se registraron 397 agresiones a periodistas y en este sexenio ya rebasa la cifra de más de 20 periodistas asesinados.
Y es a estos periodistas, a los que hay que recordar con admiración este día, cuando no han sido más que víctimas tras haber sido asesinados por gente sin rostro.
¿Sin rostro? Estamos ciertos que esas caretas todos las conocemos, que alguna vez los hemos mencionado, que alguna vez hemos hablado de ellos, que alguna vez los hemos señalado como son, que por ostentar un cargo en el gobierno creen tener el poder de masacrar, no sólo a los que menos tienen, sino a los periodistas que luchan por proteger a esos, a los desprotegidos, de abusos de los flamantes gobernantes.
La vida política en este país está tan deteriorada, que no hay día en que las -respetables autoridades- no busquen la forma de atacar, no sólo a los periodistas, sino a los medios de comunicación, pensando que, para ellos, el poder es eterno.
A ello, hay que darle tiempo al tiempo, pues hoy, los que están arriba en la toma de decisiones del país muy pronto se encontrarán abajo, arrastrándose en busca de ese apoyo de los medios para no dejar de salir en la foto.
Esa es la realidad que priva en este bello país, donde la corrupción es el pan de todos los días y los funcionarios públicos no se sienten satisfechos, pues creen merecerse todo, cuando, su puesto, sea del nivel que sea, no existiría si no fuera por el pueblo que les paga y los medios de comunicación que los promocionan y todavía se ponen sus moños.
Por eso, no hay como hablar con la verdad.
Si un funcionario es corrupto, hay que decirlo como tal; si otro es denunciado por ratero hay que publicarlo, y si eso implica una cacería de brujas contra los periodistas, habrá que afrontarlo, luchando siempre porque la verdad triunfe sobre cualquiera, por muy poderoso que sea un gobernante, siempre tendrá un punto débil, y eso ya debieron aprendérselo aquellos que sentían estar en los cuernos de la luna por haber ostentado un cargo desayunándose todas las mañanas con un “sí señor, no señor, lo que usted mande”. hoy día sufren el escarnio de ser perseguidos por sus fechorías (Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua etc.)
¡Cuidado!, esos puntos débiles, cuando se les toca, suelen ser muy dolorosos, ojalá todos aquellos que han osado atentar contra los periodistas, que, como muchos, también se ganan la vida, porque tienen familia que mantener, porque hay dolor en sus hogares que mitigar y porque ejercen su profesión de corazón, pensaran las cosas, antes de atentar contra un periodista.
Indiscutiblemente, hoy la meta es clara y definitiva; proteger a los reporteros, fotógrafos, columnistas y editorialistas, para que desarrollen, a plenitud, su labor social de periodismo crítico y veraz.
Y la lucha de los periodistas -hoy por hoy-, tiene un fin común:
No permitir más políticos delincuentes como gobernantes en este país.
Por supuesto, hoy los comunicólogos de este país no necesitamos de la felicitación de los malos funcionarios públicos; lo que exigimos es respeto a la libertad de expresión, respeto a nuestra labor y respeto a nuestra integridad física.
Si bien es cierto que hoy ¡no hay nada que festejar! porque la “libertad de expresión” ha sido coartada a través del asesinato impune de muchos colegas de la pluma; no podemos dejar de felicitar a todos aquellos que, con valentía y responsabilidad ejercen su labor en bien del pueblo de México.
¡Felicidades!
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