Grandes universidades de EEUU, bajo acusaciones de "antisemitismo"
Por Blanca Maldonado - diciembre 11, 2023
La guerra de Gaza se ha cobrado su víctima institucional más relevante en Estados Unidos. La rectora del patronato de la Universidad de Pennsylvania -la décimoquinta mejor del mundo según el ránking de Shangái- presentó su dimisión este sábado en medio de un boicot de donantes. Fue la reacción a las declaraciones de Elizabeth Magill ante la Cámara de Representantes sobre si realizar llamamientos en favor del genocidio de los judíos es antisemitismo (en EEUU la palabra "antisemitismo" se usa para referirse a los ataques a los judíos, pese a que ese es un término obsoleto que incluye fenicios, o sea, libaneses, árabes, eritreos y acadios del norte de Irak).
La comparecencia de Magill en el Comité de Educación, el miércoles pasado, puso el último clavo en su ataúd. La ya ex rectora prestó declaración al mismo tiempo que sus homólogas de Harvard (Claudine Gay) y del Instituto Tecnológico de Massachusetts o MIT (Sally Kornbluth). Las tres dieron respuestas muy similares a las preguntas de la representante Elise Stefanik, una de las más destacadas defensoras de Donald Trump.
Si Gay, Magill, y Kornbluth dejaron algo claro es que las máximas representantes de unas instituciones académicas que cobran 100.000 dólares anuales de matrícula, sin contar alojamiento, seguro médico o material académico, viven, literalmente, en una torre de marfil.
"DEPENDE DEL CONTEXTO"
Así que, ante la pregunta de si pedir el genocidio de los judíos viola el código de conducta de sus instituciones, Gay y Magill respondieron que "depende del contexto", mientras Kornbluth negó que haya habido ningún llamamiento semejante en el MIT. No contenta con eso, Magill añadió que "si las declaraciones se transforman en actos, podría ser considerado acaso".
Con esas declaraciones, Magill había sellado su destino. Y, posiblemente, Kornbluth y Gay Las tres ha sido blanco de una dura campaña en redes sociales acompañada decancelaciones de donaciones multimillonarias a sus instituciones.
Cuando menos, es sorprendente la filosofía y los matices que se toman la idea del genocidio las tres intelectuales, cuando dirigen universidades en las que los alumnos pueden rechazar lecturas o ejercicios que les provoquen malestar si éstos fueron escritos por autores que tenían esclavos o eran homófobos o racistas. Y en las que los estudios clásicos son cuestionados sobre argumentos tan solidos como que en la Grecia clásica no había mujeres filósofas.


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