Issac del Toro: nuevo héroe del ciclismo
El cuento terminó el pasado domingo. Después de 21 episodios que condujeron un relato que fue de la épica al drama, el Giro de Italia concluyó con una serie de eventos inesperados. El más asombroso fue la irrupción y declive de Isaac del Toro, un joven de 21 años de un país sin tradición ciclista que emergió ante los ojos desorbitados de los rivales. Sin que nadie lo sospechara, el pedalista de Ensenada se apropió del mayor símbolo de la competencia, la maglia rosa, y enfundado como líder por 11 etapas atravesó caminos rudos, montañas temibles y se batió ante enemigos peligrosos. La falta de experiencia le cobró factura, a saber, si fue exceso de inocencia o un duelo de egos, pero se enfrascó en una guerra contra el ecuatoria-no Richard Carapaz, mientras el británico Simon Yates los dejaba atrás como un par de mozalbetes caprichosos. Se hablará de esto durante años y algunos se preguntan hoy de qué le sirvió al bajacaliforniano tener tan cerca la victoria y perderla a unos kilómetros de la meta. Esto es tanto como preguntarse si sirve de algo una actividad tan estrafalaria y absurda como matarse mientras se recorre Italia en bicicleta durante tres semanas.
El escritor Dino Buzzati lo respondió en 1949 para Corriere della Sera: por supuesto que sí sirve: (el Giro) es una de las últimas provincias de la fantasía, un baluarte del romanticismo, que, sitiado por las sórdidas fuerzas del progreso, se niega a darse por vencido.
Y esos ciclistas enjutos, porque se han exprimido como trapos que se tuercen hasta sacarles la última gota, con los cuerpos destrozados después de tres semanas de suplicio, con el alma hecha pedazos porque en el camino fueron atormentados por los peores pensamientos, pertenecen a otra estirpe humana. Son locos.
Ahora, el nombre de ese muchacho de Ensenada, Isaac del Toro, se enuncia como parte de esa mitología. En Europa causó furor y en su país, México, les hizo olvidar que sólo un par de ciclistas más han logrado pedalear en las carreteras europeas. Para sus compatriotas lo que hizo el Torito ya en sí mismo es memorable.
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