Los momentos críticos para los habitantes en las zonas afectadas van menguando desde hace días, pero la alcaldesa y las autoridades de Los Ángeles advierten que la aparente calma podría ser engañosa, por lo que confiarse no sería la mejor de las decisiones.

Las aulas ya comenzaron a reabrirse de apoco, pero después de los albergues, y los daños y muertes ya comenzaron a contabilizarse, siempre con la esperanza de no reabrir la cuenta cuando se cierre, aunque siguen manteniéndose a merced de un clima impersonal y finalmente impredecible.

El "paraíso capitalista" que supone Estados Unidos vuelve a hacer de las suyas, contabilizando más de 250,000 millones de dólares en daño, para más de 12,000 estructuras; y con 25 muertos, al momento de escrita esta nota; son muchos los casos de aseguradoras anulando pólizas, acabando con la esperanzas de decenas de familias.

Sospechas y culpables se señalan por doquier, pero ahora mismo sigue siendo difuso para los investigadores, algunos colocan sus apuestas a un incendio que el departamento de bomberos confío haber apagado la noche del año nuevo, pero cuya confianza le pasaría grave factura a la ciudad. Ahora mismo queda como un nuevo precedente para nuevas medidas. Otros tantos señalan a diferentes personajes.

El panorama queda varado en un aire de un aterrador realismo que arremete con esperanza mientras promueven la cautela, estando a la expectativa de lo que suceda en los próximos días, rachas de vientos que aún no cesan, aire contaminado por la ceniza y los vapores y un departamento de bomberos ahogando lo que queda de los incendios.