Las azulgranas, empujadas por la banda izquierda y los goles de Salma Paralluelo, Esmee Brugts, Claudia Pina y Mapi León, superan el récord del todopoderoso Olympique de Lyon 

El Barcelona tenía una espina clavada que se quitó en su escenario favorito, la Champions. El Real Madrid hizo historia en España tras vencer a las culés por primera vez. Pero el Barça hizo historia en Europa al alcanzar su séptima semifinal de la Champions consecutiva tras sentenciar al Wolfsburgo en casa (6-1), un récord que supera las seis seguidas del Olympique de Lyon. Lo hizo gracias al vendaval de la banda izquierda. Salma Paralluelo apareció para ser decisiva, como en el pasado. Después de meses fuera del equipo con un entrenamiento específico, y otros tantos buscando su mejor nivel, contra el Wolfsburgo brilló con dos goles. Junto a ella, como su escudera y como la del equipo, una gran Esmee Brugts, pero también una indispensable Claudia Pina: entre las dos materializaron la goleada a la que Mapi León puso la guinda. 

Después del 1-4 en Alemania, el Barcelona confió en el once más titular, con la excepción de Vicky López, que ocupó el lugar de Graham Hansen, con molestias. Al contrario que el Wolfsburgo, con un ataque nuevo —tan solo repitió Alex Popp— y con la novedad destacada de Jónsdóttir, que añadió velocidad, pero no el peligro esperado. Y eso que el Wolfsburgo salió con las líneas más altas, más agresivo. Las azulgranas con más calma, más cerca del círculo central que de la portería de Borbe, pero sin dejar pasar la oportunidad de recuperar balones. Aprovechó Ewa Pajor un pase errado de su excompañera Popp y encontró a Aitana, que vio a Salma Paralluelo a su izquierda y esta terminó definiendo sola. 

El Barcelona superó con diligencia los primeros minutos asfixiantes del Wolfsburgo, y tras el primer gol, tomaron por completo la posesión. El Wolfsburgo se encontraba debilitado por su banda derecha, por la que bailaban Brugts y Paralluelo. La aragonesa arrastraba la marca de las defensas, y Brugts se encontraba un pasillo libre por el que pudo correr para poner un centro milimétrico entre un bosque de piernas hacia Salma, que remató para anotar el segundo. Siguió bailando Paralluelo: en su celebración, regateando con balón o corriendo sin él al espacio.