Crimen que pone en alerta al turismo en México; caso del asesinato de los surfistas en Baja California
Jack Carter Rhoad, Callum Robinson y Jake Robinson, viajaron el 26 de abril desde Estados Unidos hacia Baja California, 36 horas después habían desaparecido. Tras ocho días desde su desaparición, las autoridades encontraron sus cuerpos en un pozo y familiares los identificaron. La Fiscalía expuso la hipótesis de un asalto que terminó en asesinato.
Este crimen ha encendido las alarmas ante la violencia que vive México a nivel internacional. El Gobierno de Estados Unidos ha emitido nuevas advertencias para quienes quieran a viajar a México y Australia se estremece por esta “experiencia absolutamente horrenda”. La secretaria de Exteriores mexicana, Alicia Bárcena, ha salido a manifestar sus condolencias por el crimen.
El 30 de abril, un amigo de los jóvenes presentó la denuncia por desaparición ante la Fiscalía de Baja California. Sin embargo, no fue hasta un día después que el caso estalló. El 1 de mayo, la madre de Callum y Jake, Debra Robinson, pidió ayuda. La mujer australiana publicó un mensaje en un popular foro de Facebook, de habla inglesa, donde hay más de 120.000 integrantes. Buscaba cualquier pista para encontrar a sus hijos. La publicación corrió como la pólvora. Pronto, medios estadounidenses y australianos compartieron la información para encontrar a los jóvenes, junto a los datos sobre el nivel de violencia que enfrenta México. El eco internacional obligó a la Fiscalía estatal a apresurarse.
El 2 de mayo, a unos 15 kilómetros de Punta San José, otro popular lugar de surf en el Estado, en un camino vecinal se encontró el campamento donde habían estado las víctimas. El lugar, llamado La Bocana de Santo Tomás, ha sido descrito por la Fiscalía como una zona despoblada y muy alejada de la comunidad, donde ni siquiera hay señal telefónica ni de internet. Es ahí donde acamparon los jóvenes y donde hallaron sus tiendas de campaña quemadas. “Se encontraron varillas pertenecientes a casas de campaña, un casquillo de arma de fuego, algunas botellas de plástico, manchas hemáticas y unas huellas de arrastre, como de bultos pesados”, indicó la fiscal de Baja California, Elena Andrade, “lo que nos hacía sospechar que fueron agredidos con violencia y dudábamos de la localización de ellos con vida”.
Los presagios se cumplieron un día más tarde, cuando en un profundo pozo, a unos seis kilómetros del campamento, se encontraron los cuerpos. El hallazgo de este hueco, que tenía 15 metros de profundidad y agua, fue como encontrar “una aguja en un pajar”, señaló la Fiscalía, puesto que estaba en una zona de muy difícil acceso y tapado con unos tablones de madera. Andrade explicó que llevó horas la extracción de los cadáveres, que finalmente fueron identificados por las familias el domingo en la tarde.
Info: El País.
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