Se presentó el libro Danza de Pluma de Anáhuac del Municipio de Canatlán y el ojo de Dios más grande del mundo en el Museo de las Culturas Populares
En el Museo de las Culturas Populares, en el marco del Día de la Diversidad Cultural, se llevó a cabo una significativa actividad cultural con la presentación del libro “Danza de Pluma de Anáhuac del Municipio de Canatlán”, obra del profesor Ernesto Jurado Ozuna. Durante el evento, el propio autor tomó la palabra para compartir los detalles de su trabajo, destacando el valor simbólico y cultural de la danza tradicional. Subrayó, con especial énfasis, la importancia de que las nuevas generaciones, tanto infancia como juventud, se involucren activamente en la práctica de estas expresiones que fortalecen la identidad comunitaria.
El profesor Jurado relató que la danza documentada en su libro pertenece al ejido Anáhuac, una pequeña comunidad del municipio de Canatlán, Durango. Esta danza, ejecutada con entusiasmo por sus participantes, se realiza con el acompañamiento tradicional de tambor y violín. Tiene lugar principalmente el 15 de octubre, en honor a Santa Teresa de Jesús, aunque el profesor estableció su primer contacto con los danzantes en una celebración previa, el 12 de diciembre de 1988, en el santuario de la capital duranguense.
El contenido del libro se estructuró en cuatro capítulos que reflejan una profunda labor de investigación. El primero aborda los antecedentes históricos del ejido Anáhuac, mientras que el segundo se centra en la comunidad de La Negra y el inicio de la festividad que dio origen a la danza. El tercer capítulo describe con detalle la celebración y la danza misma, y el cuarto ofrece un análisis del desarrollo actual de la festividad, mostrando así un panorama integral de esta tradición ancestral.
Durante la presentación, el profesor Jurado expuso su investigación a través de una proyección visual, compartiendo entrevistas y documentación que enriquecieron la comprensión del público. Asimismo, se mostró el ojo de Dios más grande del mundo, una pieza de 5.70 x 5.70 metros, representativa de la espiritualidad del pueblo Wirárika. Como parte de la experiencia cultural, se ofreció una degustación de agua de pinole y maíz crudo, resaltando que la gastronomía, al igual que la danza, constituye un elemento esencial del patrimonio cultural de los pueblos.
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